Cuando se toma la decisión de ser padres, hay que ser consciente que la vida te va a cambiar, y no solo a nivel personal, sino también afectivo y emocional en tu vida de pareja, ya que se dificulta el hecho de encontrar momentos de conversación y más íntimos el uno con el otro. Es muy frecuente que esta situación vaya desgastando la relación, dejando espacio solo para el resentimiento y el reproche.

La falta de sueño y de tiempo, el aumento de las responsabilidades, la rutina, cómo educar a tus hijos… son algunos de los factores que afectan en el día a día de una pareja cuando se convierten en padres y que ponen a prueba la relación, una relación que puede desembocar en una ruptura si acabamos descuidándonos de nosotros mismos y de la persona que tenemos al lado.

Para que esto no ocurra, hay una serie de consejos que debemos cumplir y no dejar que la llegada de un hijo afecte a la vida en pareja:

Poner interés y esforzarse

Lo primero y más importante es seguir un mismo rumbo y que ambos tengáis claro cuál es el objetivo final. Habrá etapas más complicadas que otras, pero si estáis coordinados y tenéis el interés necesario para que salga bien, acabaréis encontrando tiempo para la relación.

Reconocer dónde está el problema y solucionarlo

Es importante saber reconocer dónde falláis, qué es lo que hace que se generen discusiones, e intentar buscar soluciones para que esto no ocurra. Ponerse en la piel de la otra persona para entender ciertas conductas puede ser la solución más rápida, pero este debe ser un ejercicio constante y no olvidar de que cada uno lo vive de una manera distinta.

No olvidarse de uno mismo

Aunque eres padre o madre las 24 horas del día, también eres persona las 24 horas del día, una persona que antes de tener hijos se dedicaba tiempo. Aunque parezca que el concepto “tiempo” no vaya a entrar nunca más en tus planes, ¡te equivocas! No te descuides, no dejes de lado tus amistades y tampoco tus retos personales y profesionales. Tarde o temprano, con esfuerzo y paciencia todo llega a conseguirse.

Definir bien las tareas y que sean equitativas

Para evitar reproches, debéis repartir las tareas equitativamente y no dejar paso al estrés en las rutinas que se generan con los hijos: llevarles al colegio, a extraescolares, a los cumpleaños, al médico… los problemas en este caso vienen si es solo uno de los dos quien se ocupa de todo.

Seguir rutinas saludables

Detalles que pueden parecer insignificantes cobran importancia en esta situación: un beso al salir de casa, un buenas noches acompañado de una caricia o un “¿qué tal ha ido el día?” pueden marcar una gran diferencia en la relación.

Establecer ciertas horas a la semana para los momentos más íntimos

Sin niños, sin obligaciones, sin responsabilidades, solo tu pareja y tú. Este tiempo juntos os ayudará a recordar lo que erais antes de ser padres y a crear un espacio en el que solo haya tiempo para reírse y redescubrirse tanto a nivel emocional como sexual. Y es que tener una vida sexual activa aporta múltiples beneficios y nos ayuda a romper barreras, generando intimidad y complicidad con la otra persona, algo indispensable para que la vida en común funcione.

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