La historia

Recuerdo las luces de ese club nocturno lleno de ilusas fantasías y fachadas superficiales. Mi mejor amiga y yo bailábamos en medio de un mar de extraños en donde nos adueñamos de la noche.

En ese momento, lo único que importaba era vivir. 

Dicen que las mejores cosas pasan cuando menos te las esperas, he vivido lo suficiente para haberlo comprobado. 

En medio de la pista se dio una conversación que pertenece a un libreto de aquellas comedias románticas que solo muchos han visto, pero que muy pocos han tenido la dicha de vivir. 

A veces las más grandes historias de amor son las que acaban, en mi caso las que no tuvieron la oportunidad de comenzar. Me extraña la cantidad de momentos que me encuentro pensando en todo lo que podría haber sido y me sorprende aún más el alivio que siento al saber que no funcionó. 

Las cosas que no pasan y las cosas que de ellas nacen

Les puedo contar que las primeras semanas se sintieron como si estuviese flotando. En el momento que lo conocí me dije a mi misma que esta relación tenía sentido, que era lo correcto, que esta persona era perfecta para mí. 

Pero, la perfección no existe. 

Tardé una semana en contar todos los atributos de este hombre que parecía no ser real. En mi tierna inocencia podría haber jurado que me encontré con una de esas personas que no existen y podría asegurarte que muy pocos tienen el placer de conocer. 

Ni siquiera me tomé el trabajo de idealizarlo en mi cabeza, pues si un ser humano pudiese ser un sueño, este sería el ideal. 

A veces cambiamos con el tiempo

Y a veces simplemente notamos que aquella emoción del principio la pudimos haber confundido y con las mejores intenciones haberlas transformado en algo que nos gustaría haber vivido, pero que no estaba destinado a ser. 

Me tomó tres semanas empezar a descubrirme dentro de lo que sería un amor no correspondido. Me tomó un largo tiempo el pensar en la manera y el momento apropiados para decirle a esta increíble persona que nuestro amor no era más que un pensamiento que me hubiese gustado realizar. 

El cariño se transforma

Mis sentimientos habían sido reales, lo siguen siendo hasta el día de hoy. 

Después de palabras no dichas y algunos desencuentros nos habituamos a conocernos como amigos. Comprendimos, en silencio, que las ganas que teníamos de amarnos eran solo suficientes para construir una genuina amistad

El tiempo nos sigue cambiando

Este gran amor que nunca fue se mudó. Yo me mudé.

Los años pasaron y en todas nuestras andanzas y nuestros viajes perdimos contacto. Esta historia de amor había terminado, pero quizás siempre supimos que nos volveríamos a encontrar. 

Tuvieron que pasar tres años, algunas despedidas y corazones rotos para volvernos a encontrar.

Nos encontramos en una estación de tren en un país que no nos pertenecía. Pasamos horas hablando y en ningún momento tuvimos que decirnos lo que ambos sabíamos. 

Nuestra historia de amor había terminado el día que nos conocimos. Nuestra amistad comenzó el día que aceptamos que nunca podríamos llegarnos a amar.