Te sientes extraño. No sabes qué te pasa. Te gustaría poder decir quién eres verdaderamente, pero las dudas hacen de ti un saco lleno de emociones sin poder controlar.

Además, también querrías sentirte amado/a, y que tu cuerpo parezca electrocutarse cada vez que “esa persona” se acerque a ti, pero no pasará; al menos mientras no sepas quién eres en realidad.

La sociedad te ha enseñado que debe ser o blanco o negro, que el gris es tan solo una fase, y que al final no habrá más remedio que decidirte por uno de los dos. Qué equivocados están, ¿verdad?

En este segundo artículo destinado a la comunidad LGTB queremos presentaros la “categoría” que todavía, en esta nuestra sociedad, padece el desconocimiento de una gran parte de ella. Señoras y señores, os presentamos a la “B” de “LGTB”; la Bisexualidad.

Pero, qué es la Bisexualidad.

Resulta muy probable que seáis conocedores del significado de este concepto, de cuáles son los gustos de una parte de las personas que habitan en este preciado planeta. Bien, pues en el libro escrito en 2007 bajo el título de “Bisexual health: An introduction and model practices for HIV / STI prevention programming” se define la bisexualidad como “la capacidad emocional, romántica y/o atracción física hacía más de un sexo o género”.
Esta, como muchos otros aspectos de la vida, es un tipo de sexualidad sobre la cual todavía existen muchas dudas que no han sido aclaradas. Un ejemplo para que esto sea visto de manera clara es que aún hay colectivos, incluso dentro de la comunidad homosexual, que no están de acuerdo en reconocer la bisexualidad como una orientación sexual, pues lo ven como un estado de transición en la que una persona pasa de ser heterosexual a ser homosexual; es decir, que entienden la bisexualidad como un momento de la vida de una persona en la que todavía no se siente preparada por admitir ante la sociedad que se siente atraída por las personas de su mismo género, y que pasando por una primera fase en la que se mezclen ambos sexos puede parecer “menos grave” o “menos impactante”.
Sí, es verdad que ha habido diferentes personajes públicos que han utilizado esta “estrategia”, a priori probablemente para averiguar si podrían o no perder seguidores, y en el momento que han sido testigos del apoyo de sus fieles, han decidido acabar de reconocer lo que era evidente, que en realidad eran homosexuales.

Pero, aun así, también son muchos los que podrían tener una relación tanto con un hombre como con una mujer. Se trata de personas con cierta sensibilidad que pretenden ir más allá de lo que resulta común, y que creen que el poder de una paleta de colores reside en la mezcla de los colores primarios.

La bisexualidad desde los inicios de la propia humanidad.

La bisexualidad ha sido algo presente en nuestras vidas desde los inicios de la propia humanidad. Personajes históricos como César o Alejandro Magno son de los primeros bisexuales declarados como tal ante el mundo.
Tal y como recoge la página web www.cuidateplus.com, “el término bisexual como tal no aparece hasta 1890 en la literatura biológica, ya que hasta entonces se conocía como “estado de intersexualidad patológica” a falta de un término con el que determinar la orientación”.
De hecho, uno de los primeros científicos en hablar del tema fue el propio Sigmund Freud, el cual concluyó que en el momento en el que nacemos todas las personas somos bisexuales, y no es hasta el momento que se desarrollan nuestros órganos sexuales en su plenitud que desconocemos si viviremos nuestra vida como heterosexuales u homosexuales. Es lo que identificó como “bisexualidad innata” y acabó definiendo como una etapa que se debe vivir hasta una sexualidad definitiva.

¿Qué es esto de la “Bisexualidad”?

Los estudios de Freud sobre la bisexualidad no eran correctos

El caso es que se trata de un tema generador de debate, de eso no hay duda, pero la verdad es que el tiempo ha permitido darnos cuenta que los estudios de Freud no estaban en lo correcto, y que la bisexualidad sí que existe.
Lo explica Esperanza Montero, presidenta del COGAM (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid) en una noticia publicada el año 2014 en el diario “El País” con las siguientes palabras: “La realidad es que la bisexualidad existe. Es una orientación madura y tan válida como la homosexualidad y la heterosexualidad, pero somos educados en un contexto en la que no se considera una opción válida […] De hecho, las personas bisexuales sufrimos en el proceso de descubrir quiénes somos porque nunca se considera una opción real. La mayor parte hemos pasado por creernos hetero, homo y, finalmente, aceptar que somos bisexuales”.
Y sí, cuando la presidenta de esta ONG habla de “la mayor parte”, también se está refiriendo a los hombres bisexuales, otro de los temas a discutir dentro de este paradigma, pues es vox populi que son más mujeres que no hombres las que se identifican como bisexuales, quizás por ser un género más profundo, más emocional que el masculino (si nos centramos en los estereotipos de cada género), pero es cierto que “estamos acostumbrados” a escuchar más frecuentemente que algunas mujeres tienen la necesidad de “experimentar sexualmente” mientras pasan por la universidad. Y es perfectamente entendible.
Por otro lado, parece que cuesta más comprender como un hombre puede sentirse atraído por ambos sexos, que puede mantener relaciones con una persona con pene y otra con vagina. ¿Por qué se les atribuye este desconcierto en mayor grado a los hombres?

Compartir tu vida con otra persona sea esta del sexo que sea.

Resulta evidente que para justificar este hecho se podrían mostrar multitud de pruebas científicas, pero a estas alturas de la vida, ¿resulta necesario probar científicamente lo que uno siente? Por muchas encuestas, por muchos análisis, una persona con bata no puede descifrar numéricamente los sentimientos de una persona que lo único que quiere es compartir su vida con otra, sea esta del sexo que sea, fijándose en lo que de verdad importa: si te cuida, si te hace reír, si te hace sentir la persona más feliz del mundo o, sobretodo, si te hace sentir que eres la persona más importante de vuestro pequeño, y amado, mundo.

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