El rápido crecimiento que protagoniza Internet y la cantidad innumerable de dispositivos capaces de capturar imágenes y vídeos y publicarlos al instante ha supuesto una vía que pone en peligro la propia imagen y la privacidad de cada uno de nosotros, sobre todo si hablamos de menores.

Uno de los mayores riesgos de estas actividades consiste en difundir imágenes y vídeos de carácter sexual, normalmente protagonizados por la misma persona que los envía, a través del teléfono móvil, lo que se conoce como sexting.

Los menores tienen derecho a tener relaciones sexuales desde los 16 años, pero ni pueden ser grabados ni tienen la autorización de distribuir imágenes y vídeos por Internet en las que ellos mismos sean los protagonistas de dichos contenidos. Por ello, el Centro de Investigación sobre Delitos contra los Niños define el sexting como “imágenes sexuales producidas por menores susceptibles de ser consideradas pornografía infantil”.

Aun y ser un acto completamente prohibido y estar fuera de la ley, un informe elaborado por el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO) revela que un 1,5% de menores de 10 a 16 años envía mensajes con contenidos sexuales.

Sexting: cuidado con los contenidos sexuales

Las razones por las que la sociedad pone en práctica este tipo de acciones son varias: la presión social que se impone para ser aceptados en un grupo social, el hecho de exhibirse, llamar la atención y conseguir “ser popular” o bien por un tema de falta de información, desconocimiento, ya que muchas veces no somos conscientes de lo que pueden significar ciertas actitudes.

Estamos constantemente rodeados de una infinidad de dispositivos conectados a la red, y es por ello que debemos estar muy concienciados de ponernos un límite y asegurarnos que todas aquellas acciones que realizamos no conlleva a consecuencias graves. En una actualidad dominada por lo digital, tenemos que tener muy presente el concepto “ciberseguridad” en nuestro día a día.

Sexting: cuidado con los contenidos sexuales

Además de concienciarnos sobre el uso responsable de las aplicaciones como Facebook o Whatsapp entre otras, se debe tener en cuenta el riesgo que implica compartir según qué datos personales en Internet, como por ejemplo imágenes de uno mismo o la geolocalización. Todo lo que se comparte online puede ser visto por muchas personas, por lo que debemos asegurarnos en qué páginas sí y en qué páginas no. Como recomendación, normalmente las páginas oficiales suelen estar protegidas, señaladas con un sello de seguridad y confianza, como es uno de los casos nuestra web de Zhazz.

Echémosle un vistazo antes de realizar cualquier acción dentro de ellas, de la que luego nos podamos arrepentir.

Por último, hay que hacer hincapié al respeto por nuestro cuerpo y la importancia de nuestra intimidad, pues nadie tiene el derecho a obligarnos a hacer algo que no queramos hacer. Si alguien ha sido o es víctima del sexting o conoce algún caso cercano que lo sufra, hay que denunciarlo inmediatamente, ya que cuanto más tiempo pase más difícil será retirar el contenido de Internet.