Caresse Crosby fue una adelantada a su tiempo. La inventora del sujetador fue una de las personas que históricamente más ha contribuido al bienestar de la mujer.

Sin embargo, sigue siendo una auténtica desconocida para la mayor parte de los 3.650 millones de mujeres que hay en el mundo. Más allá del nacimiento del bra, la suya fue una vida de película que se prolongó a lo largo de 78 años repartidos en dos siglos distintos (XIX y XX) en los que tuvo tiempo para presenciar y sufrir dos guerras mundiales, soportar a tres maridos y residir en dos continentes.

Inició sus días en Boston, en el seno de una acaudalada familia descendiente de los primeros puritanos que aterrizaron en Estados Unidos. Posteriormente vivió en París y en Roma.

Lo cuenta su biógrafa y bisnieta, Tamara Caresse, en la novela ‘El corazón es un cementerio’. En ella se dibuja a una Caresse Crosby que se dejó llevar por el deseo, el amor, el glamour, la negligencia y el abuso.

Cuando nació en 1891 parecía predestinada a llevar una vida convencional y tranquila, siguiendo los cánones de la época. Aunque en 1915 se casó y tuvo dos hijos, la suya no fue la típica existencia de las mujeres de clase alta en el Boston de la época.

Y es que antes de casarse, en 1910 ya tuvo su primer escarceo con la fama cuando contrariada por las restricciones corporales que le generaba el molesto corsé de ballenas, tuvo la idea de coser dos pañuelos de bolsillo y una cinta de color rosa para crear una especie de prototipo de sujetador.

Entonces se vio superada por una ola de popularidad que no gestionó bien y que la llevó a vender la patente del sujetador moderno a la Warner Brothers.

Mala venta y negocio del Warnet Brothers Cortet

La venta fue un absoluto desastre porque se formalizó a cambio de muy poco dinero y al poco tiempo la Warnet Brothers Corset pasó a ganar muchos millones de dólares.

Caresse Crosby, la inventora del sujetador

Sin embargo, las cosas cambiaron de forma radical al conocer a Harry, un joven de 22 años recién llegado de la primera Guerra Mundial. Todo un partido, tenía 7 años menos que ella, pertenecía a una de las familias más ricas de Boston y era sobrino de JP Morgan.

El amorío fue un escándalo para la sociedad de la época y desembocó en un sonado divorcio dos años después. Y en un cambio de identidad. Después de coquetear con un nombre tan llamativo como Clytoris, terminó llamándose Caresse.

Lo siguiente fue poner rumbo a París buscando una nueva vida. A la capital del Sena llegó con su joven pareja y con los dos hijos que nacieron durante sus dos años de matrimonio.

En la ciudad del amor se dedicaron a vivir ‘la vida loca’ rodeados de extravagancias, superando con creces las andanzas de personajes tan escasamente discretos como Dalí, Picasso o Hemingway.

El nacimiento de las ediciones de bolsillo

Pasaron largos meses entregados al champán, fumando opio o recibiendo a sus distinguidos invitados en la cama, perfectamente vestidos y enjoyados. Hasta que se consideraba que había llegado el momento de quitarse la ropa y de tomar el baño conjuntamente.

Lujo, despilfarro, viajes, lujuria y desvarío. Una vida de aventuras que acabó como cabía esperar, con la prematura muerte de Harry a finales de 1929 cuando apareció con un tiro en la cabeza en un hotel de Nueva York abrazado a su joven amante Josephine.

Ella tenía otro disparo en la sien. Fue un pacto suicida que escandalizó a la sociedad neoyorquina porque ella estaba casada.

A partir de ese momento la vida de Caresse Crosbysiguió siendo tan intensa como hasta entonces. Si años antes había descubierto el sujetador pero no supo rentabilizarlo, al perder a Harry se lanzó a remodelar la editorial que había creado tiempo atrás y protagonizar un nuevo invento, las ediciones de bolsillo.

Así popularizó la literatura de los autores de la generación perdida, de escritores expatriados a París, como Ernst Hemmingway, Dorothy Paker o William Faulkner.

El epílogo a la vida de la creadora del bra

Aunque también tuvo tiempo para casarse con un alcohólico 18 años menor que ella y para tener una larga relación con el actor negro Canada Lee.

Mientras tanto, seguía teniendo una intensísima relación con importantes figuras de las artes y la cultura como Dalí, Gala, o Henry Miller. Su fallecimiento en 1970 supuso una gran pérdida para el sector.

Fue el final de una vida apasionante, cuyo epílogo se celebró en el castillo italiano de Roccasinibalda, donde nuestra musa afrontó sus últimos años subida a un carrusel de excentricidades y emociones fuertes.

De este modo, bajó Caresse Crosby el telón de una vida que transcurrió a toda velocidad y en la que hubo de todo, desde la creación del sujetador hasta episodios violentos.