Una vez estando en la consulta de mi homeópata, le comenté que mi amiga había tenido un niño y que este, se pasaba la noche llorando porque no podía conciliar el sueño.

Mi homeópata me comentó que seguramente, este bebé había nacido con un estado de alerta continua y que sería muy recomendable que la madre todo el tiempo que pudiera, se lo pusiera encima de ella, sin ropita, en contacto “piel a piel” y así el bebé se iría calmando poco a poco…

Es curioso, porque durante mucho tiempo me he acordado de esta frase “piel a piel” y he podido comprobar que a los adultos también les funciona. He visto como mi pareja, alguna vez se despertaba de madrugada inquieto, supongo que pensando en las tareas venideras del día y acordándome de esta frase lo he abrazado en contacto piel a piel y sí…en menos de dos minutos estaba durmiendo, como un bebe.

Y es que a mi parecer ese contacto, es una de las mejores cosas que tienen todos los seres vivos. Es algo que te reconforta, te relaja, te hace sentir que no estás solo. Como me encanta encontrar simbologías con la Astrología, pensé que este “piel a piel” tenía mucho que ver con lo que simboliza la luna.

La luna simboliza nuestras necesidades, nuestras emociones, nuestras respuestas instintivas, espontáneas y naturales, y la manera en la que nos sentimos protegidos. Incluso la manera en la que hablamos, expresamos la Luna cuando decimos; “se me han puesto los pelos de punta…o se me ha erizado hasta el cabello”.

Todos ellos son respuestas instintivas, que la mayoría de veces, tienen que ver con nuestros hábitos, automatismos y reacciones inconscientes que hemos interiorizado en nuestra primera infancia.

La Luna también simboliza la madre, como no podía ser de otra manera. Siempre me imagino a ese bebé recién nacido, después de pasar por el duro trago de lo que representa el nacimiento y que por fin, lo colocan encima de su madre.

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La sensación de protección, y de calma que debe llegar a sentir, …la sensación de que ahora estoy en casa y no puede pasarme nada, ese “piel a piel” del que hablaba mi homeópata.

Supongo que todos llevamos con nosotros el bebé, el niño, el adolescente, pero lo normal es que en nuestra vida adulta, sea el adulto el que gobierne, aún así, creo que más a menudo de lo que quisiéramos se nos escapa alguno de nuestros pequeños personajes y nos hacen revivir emociones y sensaciones que pensábamos teníamos olvidadas.

Por ello pienso que el abrazo, no solo el de “piel a piel” sino también, el que se da de corazón a corazón, es una forma terapéutica totalmente natural e inofensiva de calmar y abrazar a ese pequeño personaje que seguramente siente miedo, soledad, tristeza…

Este abrazo nos hace encontrarnos con ese calor, incluso diría más…

Si os ponéis a sentir, podréis comprobar que además de ese calor, notamos una energía que es común en todos los cuerpos vivos y que nos une más allá de cualquier idea política, religiosa, ética…esa misteriosa y maravillosa energía que nos hace estar y sentir vivos. Por ello, os animo a qué cuando tengáis un problema o estéis intranquilos, os dejéis abrazar, si no puede ser de piel a piel, da igual…de corazón a corazón, si se hace de verdad, obtendréis el mismo resultado.

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Agradecimientos a Photo by Kirill Palii on Unsplash Photo by Kelly Sikkema on Unsplash