A veces los grafitis nos ensucian las paredes. Nos ofrecen una imagen que se aleja del decoro y la pulcritud. ¿Pero podrían tener una finalidad positiva? Tal vez pueden hacer el trabajo que otros medios no pueden alcanzar.
Los grafitis ya forman parte de nuestra sociedad. Los vemos en cada puerta, cada calle, en las paredes de los edificios, en los puentes, e incluso en algún transporte público. Estamos rodeados de estímulos y de mucha información. Hay mensajes que sin ser conscientes se quedan dentro de nuestra percepción a la espera de ser analizados por uno mismo. A veces no los llegamos a analizar, pero hemos sido conscientes de que los hemos visto. En gran medida esta sería la finalidad de los grafitis, ya que muchas veces expresan una ideología, un sentimiento que merece la pene ser dibujado y de que esté al alcance de la vista de todo el mundo. Y esto siempre ha sido así. Lo que deseamos con fervor y todavía no está en nuestra posesión ya sea un sistema político, o la igualdad, o el no a la guerra debe ser pintado para que cualquier persona lo pueda ver y se pueda concienciar de lo que hace mover al mundo en esos momentos.
Se podría pensar que los grafiti hacen más o menos el papel de un periódico; expresan lo que pasa en el mundo. Las únicas diferencias serían que los grafiti tienen un perfume más publicitario y empujan a la sociedad a actuar, mientras que un periódico sólo tendría el objetivo de informar a sus lectores, o al menos eso nos hacen creer.
Ahora bien, ¿Sólo existen grafitis propagandísticos e ideológicos? Por supuesto que no. Los hay que son puramente estéticos y artísticos y simplemente buscan un buen equilibrio entre el trazo y el color, y buscan integrarse bien y combinar con el edificio al que quedarán plasmados.
No obstante, hay algunos que son de lo más tópico en relación a dibujos y uno de ellos sería el dibujo del pene. La figura del pene es una de las más dibujadas y utilizadas del mundo, y cada uno le puede otorgar un sentido, que aunque el más abundante sea el sexual, para algunos es de lo más gracioso. Lo dibujan los niños en sus libretas, los adolescentes le otorgan un placer que empiezan a experimentar y algunas personas se lo mofan. Y no sería ignorante afirmar que la gran mayoría de las veces en que se dibuja esta parte del sexo masculino no es por otra razón que la de buscar un sentido cómico y burlesco a la hora de trazar la famosa figura.
Así pues, si hay algunos que dibujan penes por las paredes de la ciudad, ¿por qué no le otorgamos de nuevo al grafiti ese poder publicitario que debe tener?
Esa pregunta se la hizo un artista anónimo y quiso llevarla a cabo por las paredes de Londres. Dibujó un preservativo de color verde encima de cada pene dibujado para así otorgarles un sentido positivo y para concienciar a la gente sobre las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS).
En Londres los casos de ITS han llegado a los 100.000 por año, y esta cifra podría incrementarse por la falta de información que muchas veces reciben los más jóvenes. Es por eso que lo que ha hecho este artista merece la pena ser contado e incluso aplaudido. De un símbolo que al ser dibujado abre las puertas a la chanza, se le puede dar la vuelta, y puede ser otro símbolo con otras intenciones. Sexo, sí; pero con precaución. Además también le dan una importancia y publicidad a Shine NHS, una organización que ofrece preservativos totalmente gratuitos y facilita pruebas de ITS.
A veces vale la pena que nos recuerden estas prevenciones. No somos perfectos, y en el acto sexual nos dejamos llevar por nuestro instinto y nuestras ansias sin tener en cuenta los problemas que pueden surgir. En el sexo tenemos que disfrutar y conectar con la otra persona. Le entregamos nuestra intimidad más profunda y somos testigos de la suya, pero incluso la actividad más placentera para muchos puede ser el detonante de consecuencias mucho peores.
Por suerte la medicina cada vez avanza con pasos agigantados y existen fármacos que ayudan a superar estas infecciones, pero no estaría de más poder evitarlas.
Es por eso que necesitamos más información, más propaganda, más estímulos que hablen de ello. Que se empape nuestro cerebro y que pueda sospesar entre lo que le pide el sexo y en lo que puede ser mejor para la salud de su cuerpo.
Los grafiti pueden tener un claro mensaje sobre ello, ¿pero les haremos caso? Están en las paredes doblemente pintados. Penes de colores con un condón pintado encima a la espera de ser vistos, con la clara intención de ser palpables en la realidad y en la vida sexual de muchas personas. Depende de nosotros de que sean ignorados o por el contrario, de que cumplan con su trabajo.
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